"No es sabrosa la música ni es buena,
aunque se cante bien, señora mía,
si de la letra el punto se desvía;
antes causa disgusto, enfado y pena.
Mas si a lo que se canta acaso suena
la música conforme a su armonía,
en lugar del pesar que el alma cría,
de un dulce imaginar la deja llena.
Vos, que podéis mover al son del canto
los montes, no queráis cantar enojos
ni el secreto dolor de mi cuidado.
Quédese para mí solo mi llanto;
vos cantad la beldad de vuestros ojos:
conformará el cantar con lo cantado."
(Gutierre de Cetina).
"Porque, si bien lo consideramos, ningún descanso ni remedio hay mayor y más honesto para las fatigas del cuerpo y pasiones del alma que la música, en especial en las cortes de los príncipes, adonde no solamente es buena para desenfadar, más aún para que con ella sirváis y déis placer a las damas, las cuales de tiernas y de blandas fácilmente se deleitan y enternecen con ella. Por eso no es maravilla que ellas en los tiempos pasados y en éstos de agora hayan sido comúnmente inclinadas a hombres músicos, y holgado extrañamente con oír tañer y cantar bien."
(Baltasar de Castiglione, cap. X de "El Cortesano": "Cómo al perfecto Cortesano le pertenece ser músico, así en saber cantar y entender el arte, como en tañer diversos instrumentos").
Lo que dice Baltasar de Castiglione se podría incluso transponer a la actualidad con "algunas modificaciones" evidentes.
Me encanta Gutierre de Cetina; os animo a que busquéis un poco sobre su vida, ya que teniéndola en cuenta se comprenderán mejor las obras de este gran poeta español. Os incluyo otro soneto suyo:
"Si tantas partes hay por vuestra parte
para que os ame y que por vos sospire,
¿cómo queréis, mi bien, que me retire
de tal empresa y que de amar me aparte?
Si el cielo en sola vos muestra y reparte
tal gracia y tal beldad que el mundo admire,
¿cómo queréis, mi bien, que el alma aspire
a nueva hermosura o con cuál arte?
Si son nieve, oro, perlas y corales
los cabellos, la boca, el cuello, el pecho,
¿cómo queréis, mi bien, que no me encienda?
Si vuestros modos más que naturales
me tienen tan vencido y tan estrecho,
¿cómo queréis, mi bien, que me defienda?"
(Gutierre de Cetina).